me enteré que un amigo no me invitó a su fiesta de cumpleaños. Llamemoslo x. X tuvo la mala leche de que yo el lunes me fuera a cortar el pelo a un lugar fashion, de palermo, el salón berlín (Humboldt y Niceto Vega). No, no el de Facundo; por esa peluquería de Zárraga y Estomba, pasé un par de veces luego de aquella
situación tan movilizadora y no lo vi más. Ni tampoco respondió jamás aquel esmerado mail que le envié. Nada, desapareció hacia San Juan o Mendoza o Santa Fe, realmente no me acuerdo, seguramente hacia donde tenía aquella novia que tanto lo llamaba al celular que seguramente ella misma se lo habría "puesto". No importa era solo un lindo juego. Caminando por la vereda contraria las útlimas semanas pasé varias veces y, de reojo, ví que solo estaba el tipo gordo. Aquel que casi me pone de manifiesto cuando ideé aquel
plan macabro, asi que seguí invariablemente de largo todas estas veces. Me sentí un poco mal, por que pensé "pobre tipo, no voy a su negocio por que él me parece feo", pero bue, a mi tampoco me eligieron para operación triunfo
(N. del B.:detalle verídico) asi que bancatelá como me la banqué yo. Por lo que terminé en Berlin garpando los 25 mangos for my piece of heaven. Boom inmobiliario de lado, no mucha diferencia con el otro lugar. Otro tipo grandote casi igual de no-atractivo que el que me hubiera cortado en el otro sitio (soy políticamente correcto desde hace poco que decidí que eventualmente quiero ser político) me cortó bien, aunque estornudaba al menos 35 veces cerca de mi nuca (seguramente a él le debo la ángina próxima pasada) y movía mi cabeza al estilo "joystick" como queriendo batir no se qué record a tal punto que me hizo pensar en mi salud cérvical.
Pero lo interesante del cuento es que mientras esperaba en los cómodos sillones del lugar, aunque sin calefacción, escucho que alguien dice "Llamó X para avisar que viene a pagar lo del sábado". No se si fue antes o después de haber escuchado esto, pero en la mesita de espera había unos folletos del lugar que lo promocionaban, además de como peluquería, como salón de fiestas, espacio de arte y demás, muy palermitano digamos (por más que busqué el arte por ahí yo no encontré nada más que mechones de pelo en el piso). X tiene un nombre muy particular, imaginénse llamarse equis no es lo más común del mundo, y encima ser puto y llamarte equis ni te cuento. Con lo cual la sola mención de su nombre de pila, y la mención del mismo en esa parte de la ciudad, disipaba cualquier duda de que efectivamente se trataba de él. Me pregunté si equis iría en ese momento a pagar y me lo cruzaría. Sería divertido, hace tres meses que no nos vemos y sería como un reencuentro casual inesperado, pero agradable. Y pienso que equis va a hacer una fiesta ahí por su cumpleaños. Claro el cumple fue la semana pasada y ya el año pasado había hecho una, asi que seguro que se alquiló este lugar cerca del laburo y con onda para invitar a todos. Le pregunto al peluquero "Equis es un cliente tuyo?" y él "No lo conozco pero es un pibe que hace una fiesta el sábado aca" Y entonces empiezo a pensar que qué raro que este pibe todavía no me avisó de la fiesta esta. Pienso que aunque reconozco que el día de su cumpleaños me resultó un alivio que me atendiera el contestador de su celular, y no él, para dejar un mensaje de felicitación bastante aséptico, aún así estaba todo bien y no había razón por la cual él fuera a ocultarme esto de la fiesta. Claro pensé, es lunes, todavía queda mucho tiempo hasta el sábado. Equis, no apareció, pagué y me fui a casa con frío, luego caí en cama y estuve malo toda la semana como ya saben.
Sábado por la mañana, día en que me reinserto en la vida activa, veo un mail de equis. Claro, aca está pienso, lo abró mientras pienso casi neuróticamente "igual no pienso que vaya", lo leo y sorprendentemente nada dice sobre la fiesta. Simplemente me agradece por el saludo del día del cumpleaños y punto. Yo se que todo esto suena a una queja de niña de 15 años a la que no la invitaron a la fiesta de 15 de su compañera que además a ella la mamá la dejó ponerse un arito en dónde la mía no y además ella tiene el novio más lindo y es la capitana de hockey, y ,y yy... pero les juro que no da. Osea, no da. No da por que a equis lo conzco hace 10 años y por más que nos hemos peleados como fieras salvajes varias veces, que nos hemos odiado mucho, también es cierto que nos hemos divertido mucho juntos y que nada, que hemos aprendido cosas copadas y que también me he portado muy bien con él y lo he ayudado con cosas y todo eso. ¿Entonces qué onda?
Sí claro que yo le he hecho pasar momentos de mierda seguramente; pero el otro nunca es tan inocente como cree en estos casos. Digamos que lo digo por que yo he sido "el otro" en casos similares aunque al revés. Y echarle la culpa de todo, a quien se transformó en el objeto de tu afecto, por no corresponderte es también parte del problema en esos casos. La culpa también es de quien permite que el otro se transforme en tan determinante en tu vida mientras que es inalcanzable, en la persona excluyente que no está, la opción recurrente pero que no puede ser, la reafirmación constante pero imposible. El secreto de esto es que la seguridad de vivir en esa imposibilidad también reconforta en ciertos casos. Ciertos casos tales como personalidades con indefiniciones, faltos de iniciativa emocional y plagados de inseguridades, casos como por ejemplo el mío y el de equis. En definitiva por más que alguna vez nos dimos un par de besos por mi inmadurez, con el tiempo, ya no permito que se me achaque como culpable de haber creado algo o generado algo, no no ya ese juego no más. La realidad es que somos, o hemos sido amigos que comparten un humor muy especial y cuya compatibilidad se encuentra muy rara vez. Esa cohesión que tienen las parejas de cómicos que trabajan juntos hace años y hace que cuando uno dice algo el otro ya sepa para donde va a agarrar. Eso que hizo que con equis cada vez que entrabamos por ejemplo en un local era cuestión que alguno de los dos tire la primera piedra para que hicieramos girones de algún vendedor o vendedora, sin que este siquiera se entere de que nos estaba haciendo pasar un buen rato. Eso mismo que hizo que durante tanto tiempo tanta gente pensara que eramos pareja, ja! tan lejos lo estamos. Eso que nos hizo laburar juntos de manera cuasi perfecta complementándonos envidiablemente y riendonos sin parar. Esa conoexión que existió siempre que mi hizo doler la panza de risa tantas veces es lo que ha habido siempre. Hemos sido amigos y creo que aún lo somos. Y por eso no da. Ah, y mis sospechas se confiramaron, ayer me pasaron un flyer de la fiesta y era todo tal como lo había imaginado.