Los libros dedicados siempre me han fascinado; propios y ajenos (más los ajenos que los propios muchas veces); el increible viaje que significa releerlos después de un tiempo nunca deja de emocionarme.
Creo que un libro dedicado es quizás el mejor regalo que me pueden hacer, el que más me toca. ¿Será por mi obsesión por catalogar y coleccionar acaso? ¿por mi afán de hacerme de
pruebas documentales de lo que luego, pasado un tiempo, solo podré explicar con sensaciones lavadas, y recuerdos muchas veces olvidados? Esa impronta que atestigua un estado de ánimo o relación de un momento particular de nuestras vidas, y que quedará plasmada para la posteridad y para quien se aventure a abrir esas primeras dos hojas de un libro olvidado en una biblioteca, me encanta.
Hace poco recibí uno "Por tu inagotable paciencia", decía.
La dedicatoria que me acompaña cada vez que pienso en esto, es una ajena, a alguien muy querido que le decían en la contratapa de una copia de tapa dura y traducida de "Lord of the Flies".... "Para el último gran amigo que podría llegar a encontrar".
Y otras muchas a mi viejo, "Afectuosamente"... Pueden ser solo palabras, y algunos me dirán que no son más que fórmulas para darle un toque personal a algún libro ya leído que hace las veces de regalo, pero tienen una fuerza para mi que es inexplciable.