Viernes en Kim y novak, Pablo con su chomba Fred perry que parecía hecha a medida, y cae un flaco y Pablo enseguida me sugiere "mirá ese chico es para vos". El de la remera de Texas. Sí, claro que era para mi. PAblo no le pifiaría jamas al escogerme un novio por que sabe de qué estoy hecho, sabe perfectamente de qué vengo. Tanto que a veces nos da un poco de miedo, pero por otro lado está bueno que a alguien no le tengas que estar dando tantas explicaciones de todo. Que es a lo que me tienen acostumbrado todos. Veo ahora claramente y en este instante que la imagen más repetida de mi vida es: yo dando explicaciones. De todo tipo y a las personas más diversas, con argumentos a favor y en contra aún tratando sobre los mismos temas. Pero excúsandome al fin. Al de la remera de Texas terminé odiándolo, no por que me haya dado razones ya que ni siquiera crucé una palabra con él, pero sí por que resulta que el chico era heterosexual, y resulta que era director de no se que publicidad copada (sí se cual) y estaba con un grupo muy divertido. Y lo odié. Y enseguida Pablo me pregunta qué pienso de él y le digo que lo odio. Y Pablo sabe perfectamente porqué lo odio. Por que es lindo, por que dirigió esa publicidad, por que es heterosexual y por que tiene onda. En definitiva lo envidiás de una manera ostentosa. Sí, es cierto. Pero a la vez me encanta. Y entonces nos preguntamos por qué hay cierta gente que envidiamos tanto, que en realidad amamos. Será que nos amamos tanto a nosotros mismos que amamos a quien queremos parecernos y por ende lo envidiamos. No lo sé. Pero ahí hay algo para descular, pero tiene bastante que ver con el narcisismo.
Sábado, diversión muy sana. O casi. Como de costumbre los sábados (mis viernes siempre son maratónicos y mis sábados hipotónicos) me quedé hasta las 3:00 haciendo y viendo boludeces antes de finalmente salir. Fui a lo de un amigo en Olivos que se despedía de Buenos Aires por un par de meses. Y, un poco motivado por la ingesta de estimulantes, y otro poco por que soy muy pendejo y me encanta, me puse a jugar con Guido a un sketch de Cha-cha-cha que me parecía excelente. Es un juego muy simple pero a la vez muy divertido, y esa diversión radica justamente en su simplesa. Consiste en actuar que sos una señora gorda, burguesa y con un nombre como por ejemplo Edith, que fue a la peluquería y se encuentra con su vecina. Y se felicitan falsamente por cualquier pelotudez y se elogian desmedidamente su aspectos y sus logros espurios, para que luego apenas la otra se va a hacer el secado, la que se quedó sola empieza: "Yo no quiero decir nada, pero esta hija de puta......" y despotricar con las razones más inverosímiles como ".... y vos viste la nariz que tiene esa hija de puta, pero qué hija de puta"... y apenas regresa la vecina, nuevamente los halagos y elogios. Y así en una especie de loop que puede llegar a ser mortalmente entretenido, incluso para los ocasionales observadores en un sitio denominado "Neocultural" sobre Libertador en Martinez, del que no se entiende muy bien qué novedad le ha aportado a la cultura, no se entiende.